Comprar arte puede resultar tarea difícil a no ser que uno esté muy seguro de lo que quiere. Hay muchísima oferta y, sin experiencia, resulta complicado diferenciar entre aquello que vale la pena o no. Asimismo, ante unos precios muy altos a veces, no sabemos identificar si realmente estamos haciendo una buena inversión o si nos están tomando el pelo. Por todo esto, y por tratarse de un mercado muy poco regulado y con una alta dosis de subjetividad, los que se inician a comprar arte se sienten en ocasiones perdidos y temerosos.

¿Por dónde empezar?

Para comenzar, decir que la creencia de que para poder comprar buen arte se requiere de altos presupuestos es un error. Es posible comprar buenas piezas por precios razonables y alcanzables. El buen arte no es solo para millonarios. Por un lado, podemos encontrar piezas únicas muy interesantes de artistas emergentes cuyos precios aún no han sufrido la inflación del mercado y de las altas demandas. Comprar obra de artistas jóvenes es emocionante porque, al hacerlo, se está apoyando una trayectoria que aún tiene mucho por recorrer, convirtiéndonos, de algún modo, en uno de los múltiples mecenas de ese artista. Si por el contrario nos hiciese ilusión poder tener una obra de algún artista de renombre, de aquellos que nos suenan y nos resultan fácilmente reconocibles, existe la posibilidad de comprar obra gráfica que, por ser seriada, es decir, por ofrecer varias copias iguales de una misma obra, resulta en precios adaptados a todo tipo de bolsillo. Así, es posible tener obras de artistas como Antoni Tàpies o Joan Miró sin ser necesariamente un magnate. La técnica y el tamaño de una obra son factores que también influyen directamente en el precio de una obra, con lo que un pequeño dibujo de un gran artista puede resultar asumible aunque sus grandes óleos cuelguen de las paredes de los más importantes museos del mundo.  Así pues, coleccionar arte es posible para todos, simplemente, para hacerlo de la mejor manera posible hay algunas pautas que se deben tener en cuenta:

  1. Identifica cuáles son tus gustos. Saber qué es lo que nos gusta es la primera regla para comenzar a comprar arte. Conocerse a uno mismo en ese aspecto da mucha seguridad y delimita de forma natural nuestro radio de búsqueda, facilitando mucho las cosas. Asimismo, al fin y al cabo tendremos que convivir con las obras, así que si realmente nos emocionan nunca habrá sido una mala inversión, aumente su precio o no con el tiempo.
  2. Sé abierto. Los gustos evolucionan con los años y, aquello que un día nos gustó mucho puede pasar a resultarnos aburrido, mientras que lo que nos parecía extraño puede resultarnos interesante. Así, a pesar de conocer tus gustos, mantén la curiosidad por lo nuevo, dejando una puerta abierta a nuevas adquisiciones que mantengan viva tu colección.
  3. Pregunta y aprende. Cuánto más conoces un tema más lo disfrutas. Lo mismo pasa con el arte. A medida que te vayas informando y tu experiencia vaya acrecentando más abierto estarás a lo nuevo y eso se reflejará en tu colección, que irá adquiriendo poco a poco más personalidad y coherencia.
  4. Toma partido en el sector. Visita galerías, museos y fundaciones. Acude a los eventos que se organicen y habla con expertos. Asimismo, intercambia opiniones y recomendaciones con otros aficionados como tú. Es un mundo muy divertido y desde dentro se disfruta aún más. Asimismo, ponerte en el mapa como coleccionista aumentará el valor de tu colección.
  5. Especialízate. Cuanto más definida sea una colección de arte mayor coherencia y, por lo tanto, más interesante. Los grandes coleccionistas suelen centrarse en temas concretos, como una época o estilo, o en conceptos más elaborados tipo “Arte femenino latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX”.
  6. Disfruta. Este es, de todos, el requisito más importante. El arte es un placer y eso debe trasladarse a una colección. Las mejores colecciones del mundo.

Redactado por Laura de Koyac.

9 de Julio de 2020 a las 09:48