Hace dos años, visitamos este antiguo taller textil que había sido reconvertido en depósito de coches siniestrados. Al principio, nada era demasiado atractivo. Grandes charcos de agua en el suelo y muchas goteras. Un suelo repleto de musgo. Pero tenía potencial. 300 m2 a rediseñar.

Queríamos un lugar con vida, abierto, y con una altura de techo de unos 4,80 m. No tenía exterior, por lo que diseñamos dos espacios: uno en la entrada de unos 100 m2 y una terraza en el interior del loft de 25 m2.

Tras 10 meses de trabajo intenso, aquí nos tenéis, en nuestra casa loft de la alegría.

Blanco, madera y negro.

Conservamos las vigas y columnas metálicas y las pintamos en negro mate. Para el suelo, parquet de madera envejecida, lo que le da un toque industrial que queda muy bien con el sitio.

Blanco en las paredes, todas. Cuadros, fotos de moda, libros en el suelo. Para el salón, una gran mesa de mármol hecha a partir de una pieza que encontramos por casualidad en casa de unos amigos. Souvenirs de viajes, velas, muchas velas. Floreros, ya que me encantan las flores y ¡ya venía siendo hora de adornar un poco la casa! Plantas, una bicicleta en la primera planta, una encimera de granito negro acabada en cuero, grandes chaise longues, y cómodas butacas. El placer de cocinar, leer, escuchar y tocar música. ¡Mucha música!

Luz por todas partes, y ninguna otra casa que tape la vista. Esta es mi casa loft de la alegría.

Texto original: Olympe 

Interpretación y traducción: Judit Navarro

9 lipca 2020 12:08