Nació en los años 80 en Estados Unidos como método de entrenamiento para escaladores y, ahora, el slackline se ha convertido en una práctica deportiva que cuenta con cada vez más adeptos. Uno de los motivos de su auge es la conexión cuerpo-mente que se establece cuando se practica, eso sin olvidar el reto que supone. ¡La adrenalina está más que servida!

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Sobre la cuerda floja

Controla la respiración: páusala. Concéntrate, pies rectos y mirada al frente. Los brazos, en alto, te ayudarán a mantener el equilibrio. A más nervios, más temblará la cinta y más difícil será andar. Relájate y vuelve a concentrarte en tu respiración.

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Así es como los entendidos en esta modalidad de equilibrio te aconsejan introducirte a un deporte todavía poco conocido en España. Consiste en caminar sobre una cuerda, que no cable, atada y tensada en dos puntos. Aunque normalmente estos puntos suelen ser árboles, para los que se usa una protección para no dañar su corteza, las imágenes más espectaculares son de increíbles parajes naturales con la cuerda suspendida a muchos, muchísimos, metros de altura.

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Máxima concentración

Dicen que la paciencia es una virtud y a la hora de iniciarte en el slackline... así es. Prepárate, la primera vez es más que improbable que seas capaz de dar más de dos pasos sobre la cuerda. Y ahí está el secreto de su éxito. La perseverancia, la motivación y la actitud son claves para lograr levitar, tal y como lo llaman los ‘riders’, los equilibristas de este deporte. Con todo, la práctica del slackline requiere de mucha concentración. Tanta que muchos la aprovechan para practicar yoga sobre la cuerda. Como lo único en lo que debes, y puedes, pensar es en seguir y no caerte, muchos lo comparan con la meditación.

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Si andar sobre la cuerda ya parecía difícil, atento a sus otras modalidades:

  • Trickline: consiste en dar saltos, hacer piruetas y giros sobre la cuerda elevada a poca distancia del suelo. Una norma: ninguna parte del cuerpo puede tocar el suelo.
  • Waterline: exactamente igual que el trickline pero con una dificultad añadida, se practica encima del agua. Si bien tiene la ventaja de que caer en el agua da menos respeto y es más divertido que hacerlo en el suelo, tiene la complicación de que el movimiento natural del agua hace que parezca que la cuerda se mueve, con lo que dificulta el propio equilibrio.
  • Longline: se realiza con una cinta de 30 metros de longitud que debe recorrerse realizando distintas posturas en equilibrio.
  • Highline: la más extrema y llamativa de sus modalidades. En ella la cuerda está suspendida a más de 20 metros de altura. Pero tranquilos, por seguridad, los practicantes suelen estar enganchados a la cinta mediante un arnés.
  • Rodeoline: es la única variante en la que la cuerda no está tensada, sino en forma de U.
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Cuerpo y mente

No solo es mental el ejercicio que se practica sobre la cuerda. Su práctica supone un entrenamiento físico completo: se hace fuerza con todo el cuerpo para mantener el equilibrio y quedarse en pie. Atento a sus beneficios: fortalece articulaciones, piernas y abdomen. Dicen que en una semana de entrenamiento eres capaz de andar sobre la cuerda. ¿Te animas a probarlo?

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9 de Julio de 2020 a las 09:43